Cumplimos 10 años de Mr.Ce... increíble!!!

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Mi abuelo sastre, de Noia, al que no conocí, se fue a Cuba en busca de progreso con un baúl que hoy da la bienvenida a los que entráis en la tienda . Mi otro abuelo, de Noia también, tenía un taxi, traía y llevaba a gente y también mercancías de un sitio para otro, falleció cuando yo era pequeña pero de él conservo el recuerdo de unas manos tan grandes como su corazón. Mis abuelas, que dirigían sus casas y cuidaban a sus familias, me han legado los veranos de calceta, ganchillo y costura, me dejaron  en herencia la determinación, la resiliencia y el gusto por revolver en los "fallados" en busca de tesoros de otra época. 

La mesa de la cocina de mi abuela Pepita se convertía cada verano en un auténtico tablero de tendencias. La revista Burda o la patrones, las telas, y la vieja Singer eran suficientes para transformar un trapo en el último modelo.

 

La casa de mi abuela María estaba siempre llena de lanas con las que confeccionaba unas alfombras increíbles, de colchones con estampados floreados que había que vaciar para rellenar de nuevo una vez atusada la lana. En las dos casas se guardaban los manteles bordados para días especiales, se cuidaba la vajilla de la familia dentro de una vitrina para que no se estropease, se cocinaba, se cosía, se vivía cuidando de lo que había para que perdurase. Se domaba al tiempo y se le retaba. Por muy rápido que quisiese pasar siempre había entre esas paredes una tarea que requería de paciencia y constancia. 

Mi madre bordó nidos de abeja, tejió jerséis, mantitas, le dedicaba tiempo y mimos a nuestra ropa, a nuestra casa y a nuestra familia. Mientras mi  padre se dedicaba a la industria, a priori un  asunto poco romántico, pero sí lo es. Lo vimos construir con mucho esfuerzo un proyecto que requería ingenio, horas y dedicación. Juntos edificaron mis cimientos más profundos. 

Estudié periodismo, eso sí que fue romanticismo puro y duro. Iba a mis clases en la vieja Salamanca atravesando calles empedradas, claustros centenarios y puertas de afters que olían a la última copa y a todas las que se habían servido antes de esa final… Aprendí a quemar los 90 al mismo tiempo que aprendía sobre ética periodística, redacción, semiótica o relaciones internacionales. Hice la carrera con una Olivetti mientras el mundo descubría internet!!!  

Ejercí desde el 99 hasta el 2013. Abracé las prisas, las últimas horas, entré en chabolas, en vestuarios de primera división, en despachos de políticos, en aldeas remotas sin luz, viví el Prestige, viajé buscando a gallegos por el mundo, amé mi oficio sobre todas las cosas hasta que dejé de amarlo y me encontré con Mr. Ce. 

Me encontré con telas hechas con tiempo, sabiduría y cariño, con los colores de otras culturas, con la pasión por las formas y las texturas, con los viajes de búsqueda… Me encontré con la industria, con el negocio de la moda, con las temporadas, las tendencias y las obligaciones empresariales. 

Han sido 10 años apasionantes que se han cocinado con los ingredientes que cultivé desde mucho antes de nacer y que otros plantaron por mí. Ha sido una receta improvisada que pienso seguir mejorando, una receta en la que nunca faltará el amor por el trabajo bien hecho, el gusto por lo que requiere tiempo, cultura y sabiduría, y las ganas de crear algo que os sorprenda y os enamore, algo que queráis usar tanto como guardar en una vitrina para que otros lo disfruten después.  


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1 comentario

  • Bonito lo que cuentas. Enhorabuena por esos 10 años y que sigas sorpendiendo

    • Dolores