No sé si es uno de mis grandes defectos o una de mis mayores virtudes pero el caso es que soy una optimista patológica. Me cuesta, por no decir que me resulta imposible, ver solo el lado malo de las cosas. Al revés, siempre veo el bueno y el malo -que todo lo tiene, lo sé- lo minimizo. La verdad es que no tengo ningún mérito en esto, nací así, estoy convencida de que es una cuestión de genética, sin más.
No hace ni un mes que abrí mi primera tienda física y este 14 de marzo la he cerrado por el mismo motivo que vosotros habéis dejado de ir a trabajar y os quedáis en casa. Y sí, sé que esto no es fácil para nadie, se trata de una crisis en la que todos vamos a salir perdiendo, porque es realmente difícil que alguien salga indemne de una situación tan complicada como esta.
Pero una vez más, me resisto a ver solo la parte negativa de este Covid 19.
Es cierto, he tenido que cerrar la tienda y es un palo económico -no lo voy a negar- pero no me puedo olvidar de mi otra tienda, la online www.misterce.es La vida sigue aunque sea desde el salón de nuestras casas desde donde tenemos la ventaja de poder asomarnos a esa ventana infinita que es la red. Puede que más que nunca tengamos la necesidad de rodearnos de cosas bonitas, y de tejer sueños para poder cumplirlos cuando todo esto pase, porque como la leyenda del Rey David o como la preciosa novela de Milena Busquets “también esto pasará”
Así que para animaros a hacer pedidos desde vuestro sofá, en Misterce hemos decidido regalaros los gastos de envío mientras dura el confinamiento. Además prepararemos pequeñas sorpresas para animar un poco estas semanas tan largas.
Sigo con la parte buena que en mi caso encuentro en esta situación.
Por primera vez en muchos años me llevo trabajo del taller a casa y mientras López duerme ajena a todo a tres centímetros de mi (ella y yo no respetamos la distancia de seguridad, lo confieso) remato pompones, reviso algunos Legzira o dibujo el patrón de los nuevos kimonos .
Por primera vez en años no me darán las tantas regresando a casa viendo las luces sobre la oscuridad de la ría. Ahora vuelvo de día y con más serenidad que nunca pienso y reflexiono sobre Misterce. Recupero el tiempo que tenía atrasado y hasta soy capaz de planchar, bailar y cantar a la vez (tengo la suerte de no tener vecinos) Para mi, en situaciones como esta cantar a grito pelado es una manera brutal de generar dopamina.
Por primera vez en años, TENGO TIEMPO y juro que no pienso desperdiciarlo, día a día iré inventando nuevas maneras para haceros llegar vuestros misterces.
Gracias por estar ahí, queridos. Y sigan así, siendo responsables, quédense en casa.
Ay Isa! Qué identificada me siento contigo en eso del optimismo congénito 😅
Ánimo!